La suerte en el ajedrez (III)

Acá va la anécdota del "Gordo" Soriano, un novelista argentino de cierto éxito hace unas décadas, autor de una novela muy buena: "No habrá más pena ni olvido." A Soriano le gustaba apostar. Se encontraba una vez en el casino, y le estaba yendo bien en una de las mesas. No recuerdo si en la ruleta o en las cartas; da igual. Contento con su buena racha, le sonríe a una viejita que se le pone al lado. Un viejita, sí, que empieza a apostar y a ganar. Y mientras que la vieja recién llegada prospera rápidamente, Soriano comienza a caer en desgracia: pierde cada vez más seguido. Así que, ni lerdo ni perezoso, se aparta de la viejita, se va a otra mesa. La decisión de huir resulta acertada, porque ahora el azar vuelve a serle favorable. Recupera sus pérdidas, se recompone. Pero la bonanza no le dura demasiado: otra vez aparece la viejita, que se le pega al lado. El rito se repite: su buena racha termina y entra en decadencia, mientras que a la vieja le va cada vez mejor. Entonces, Soriano huye también de esa mesa; se pierde por ahí, entre la masa anónima de jugadores. A la vieja no la vuelve a ver, lo cual lo alivia, pero al ratito se cruza con un conocido suyo, que le dice: "Osvaldo, te anda buscando una anciana muy cargosa. Pregunta dónde se metió el gordito que le traía tanta suerte..."
Esto lo contó el escritor en una entrevista. Yo le creo.

akakaka buenisimo