Carlsen y el Efecto Federer

Como sabrán, se está jugando en Londres el torneo de candidatos para desafiar a Anand por el título mundial. Lo juega Carlsen, que es, junto a Aronian, favorito. En la séptima ronda, jugada ayer, Teimour Radjabov pudo haberle ganado al mejor del mundo, pero, como diría Bartleby el Escribiente, prefirió no ganarle. ¿Por qué? Y, bueh: cosas del Efecto Federer...
Recuerdo la edad de oro de Roger Federer. Cómo no se cansaba de ganar partidos, torneos, masters, Grand Slams... No todo lo ganaba solo, por su cuenta. No. Muchos de esos trofeos los ganó su nombre, su fama. Lo vi incontables veces set abajo, sufriendo break points decisivos, teniendo el otro match point; en fin: totalmente perdido. Lo vi jugar mal, realmente mal, haciendo mérito para perder. Pero, ¿qué ocurría siempre? ¡Milagro! El rival, hasta entonces apabullante, ganador, feliz de haber puesto al Number One al borde del abismo, recordaba de pronto que estaba jugando contra el gran Roger, el imbatible, y acto seguido bajaba su raqueta, tomaba el partido (muchas veces el torneo entero), lo envolvía para regalo, le escribía una emotiva dedicatoria y se lo ponía en las manos a Federer, para alegría de todos (en especial para los organizadores). Incontables veces vi esto. Federer ganaba a pulso el 60 % de sus grandes victorias. El otro 40 % lo ganaba, por él, su fama. Efecto Federer.
Bueno, con Carlsen está ocurriendo lo mismo. Ayer su fama le empató una partida por él. Si perdía, Aronian quedaba en la punta. Es decir: no fue un resultado cualquiera. Fue decisivo para lo que vendrá...
Vean la partida:



Cualquiera de nosotros (simples aficionados) habríamos tomado la torre con el caballo, sin vueltas. ¡Ganarle calidad a Carlsen! Les juro que, tomando Cxe1, las negras ganan en todas las variantes. Pero Radjabov, que durante toda la partida buscó la victoria, olvidando a quién enfrentaba, de pronto recordó, y se dijo: "Ah, claro, es Magnus el Invencible, El Que Gana Siempre, ah, sí, me olvidaba... Entonces, bueno, vamos a dejarle remontar la partida, no vaya a ser que le vaya mal, lo cual sería imposible, porque es Carlsen..."
Después de darle un respiro a Federer, digo, a Carlsen, Radjabov tuvo otras chances, pero también prefirió jugar tibio, desganado. Es un buen chico. ¡Qué sería de los más grandes sin estos buenos chicos!
Ojalá que el torneo lo gane Aronian.

En mi PC (una AMD con dos cores), tras unos 20 minutos de cálculo, el motor Stockfish 2.1.1 (la versión compilada por Jim Ablett), da esta valoración después de Cxe1: -3.23. La evaluación inmediata es -1.92. Esto indica que es una jugada en apariencia "sólo buenísima", pero, si se la analiza un poco más, resulta realmente ganadora. Hasta un niño la habría hecho.

Stockfish sigue analizando. Ahora valúa esa jugada así: -3.39. Ya veo que, si lo dejo un rato más, dirá: Mate en 35 para las negras.

Korchnoi me da la razón... Acusa a Carlsen de hipnotizar a los rivales, para que se equivoquen. Dice que yerran demasiado contra él. Dice que en la historia del ajedrez, hay un pequeño grupo de jugadores que se valen de la hipnosis para obtener ventaja: Mikhail Tal, Henrique Mecking y, ahora, Magnus Carlsen. Asegura que Carlsen fuerza a los rivales a jugar como él quiere en ciertas posiciones; éstos, bajo el poder de su "psique", hacen jugadas "anormales", que ningún GM haría.
No, Victor, no es hipnosis: es el Efecto Federer.
Pero, como dijo el propio Korchnoi a un entrevistador: "Ningún gran maestro es normal; sólo nos diferenciamos por la gravedad de nuestra locura."